* Una variante de la paradoja del mentiroso en la segunda parte de "EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA"...
Al igual que con el otro ejemplo que di, no estaba muy seguro de la pertinencia de este... Cavilaba en mi fuero interno (gran muletilla):
"La paradoja del mentiroso es precursora del primer teorema de incompletitud de Gödel pero estos fragmentos del Quijote no contienen en sí el germen de la paradoja del mentiroso, sólo exhiben la aparición de una variante de ésta en la obra del Manco de Lepanto. Momento, momento... Pero técnicamente en aquellas líneas de Shakespeare tampoco está el germen del modelo ese de Poincaré, lo que ocurre es que las palabras de Hamlet podrían interpretarse de esa manera... El célebre «I could be bounded in a nutshell...» podría aplicar también a una función definida sobre un compacto de los números reales (en la topología usual) y que toma valores en $\mathbb{R}$. En tal caso sería cierto que la función podría estar acotada (cuando es continua, por ejemplo) pero nadie en su sano juicio diría que las líneas de Hamlet son una prefiguración del resultado ese que después se atribuiría a Weierstraß..."
En fin, después de debrayar así por un rato opté por compartir este ejemplo principalmente para que vean que Miguel de Cervantes Saavedra no es cualquier autor. Incidentalmente, Shakespeare y Saavedra murieron en el mismo año y en la misma fecha pero en diferentes días (Riddle me, riddle me, randy ro. My father gave me seeds to sow...). O_o
Entonces, a lo que nos ocupa.
Cuando Sancho fue gobernador, alguien acudió con él para que resolviera el siguiente conflicto:
Señor, un caudaloso río dividía dos términos de un mismo señorío (y esté vuesa merced atento, porque el caso es de importancia y algo dificultoso). Digo, pues, que sobre este río estaba una puente, y al cabo d’ella, una horca y una como casa de audiencia, en la cual de ordinario había cuatro jueces que juzgaban la ley que puso el dueño del río, de la puente y del señorío, que era en esta forma:
«Si alguno pasare por esta puente de una parte a otra, ha de jurar primero adónde y a qué va; y si jurare verdad, déjenle pasar; y si dijere mentira, muera por ello ahorcado en la horca que allí se muestra, sin remisión alguna».
Sabida esta ley y la rigurosa condición d’ella, pasaban muchos, y luego en lo que juraban se echaba de ver que decían verdad, y los jueces los dejaban pasar libremente. Sucedió, pues, que, tomando juramento a un hombre, juró y dijo que para el juramento que hacía, que iba a morir en aquella horca que allí estaba, y no a otra cosa. Repararon los jueces en el juramento y dijeron:
'Si a este hombre le dejamos pasar libremente, mintió en su juramento, y, conforme a la ley, debe morir; y si le ahorcamos, él juró que iba a morir en aquella horca, y, habiendo jurado verdad, por la misma ley debe ser libre'.
Pídese a vuesa merced, señor gobernador, qué harán los jueces del tal hombre; que aun hasta agora están dudosos y suspensos. Y habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuesa merced, me enviaron a mí a que suplicase a vuesa merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.
Los que han leído y releído al Quijote saben de memoria la respuesta del jefe Sancho... Para el beneficio de los que no la recuerden, aquí tienen los párrafos relevantes:
A mi parecer, este negocio en dos paletas le declararé yo, y es así: el tal hombre jura que va a morir en la horca, y si muere en ella, juró verdad, y por la ley puesta merece ser libre y que pase la puente; y si no le ahorcan, juró mentira, y por la misma ley merece que le ahorquen... Digo yo, pues... que d’este hombre aquella parte que juró verdad la dejen pasar, y la que dijo mentira la ahorquen, y d’esta manera se cumplirá al pie de la letra la condición del pasaje.
–Pues, señor gobernador–replicó el preguntador–, será necesario que el tal hombre se divida en partes, en mentirosa y verdadera; y si se divide, por fuerza ha de morir, y así no se consigue cosa alguna de lo que la ley pide, y es de necesidad espresa que se cumpla con ella.
–Venid acá, señor buen hombre–respondió Sancho–; este pasajero que decís, o yo soy un porro, o él tiene la misma razón para morir que para vivir y pasar la puente; porque si la verdad le salva, la mentira le condena igualmente; y siendo esto así, como lo es, soy de parecer que digáis a esos señores que a mí os enviaron que, pues están en un fil las razones de condenarle o asolverle, que le dejen pasar libremente, pues siempre es alabado más el hacer bien que mal, y esto lo diera firmado de mi nombre, si supiera firmar; y yo en este caso no he hablado de mío, sino que se me vino a la memoria un precepto, entre otros muchos que me dio mi amo don Quijote la noche antes que viniese a ser gobernador d’esta ínsula: que fue que, cuando la justicia estuviese en duda, me decantase y acogiese a la misericordia; y ha querido Dios que agora se me acordase, por venir en este caso como de molde.
Por si acaso, los párrafos que ocupé del libro los saqué de aquí: http://quijote.bne.es/libro.html (Las líneas en negritas son mías.)